Chichén Itzá, una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, continúa siendo el sitio arqueológico más visitado de Yucatán. Durante el 2024, el icónico destino maya registró un impresionante promedio de 14,000 visitantes diarios, según informes de Clemente Escalante Alcocer, director del Patronato CULTUR. Esta cifra refleja el continuo atractivo de la zona, que sigue fascinando tanto a turistas internacionales como a visitantes nacionales.
El éxito de Chichén Itzá como destino turístico se debe a su impresionante patrimonio arquitectónico, histórico y cultural. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la ciudad maya es hogar de estructuras emblemáticas como la Pirámide de Kukulkán, el Templo de los Guerreros y el Gran Juego de Pelota. Además, el Cenote Sagrado, aunque no accesible para los visitantes, sigue siendo una atracción importante, destacando la riqueza de la civilización maya en el lugar.
En 2024, Chichén Itzá cerró el año como la zona arqueológica más visitada de México, superando incluso a otros sitios reconocidos como Teotihuacán y Tulum. Más de dos millones de personas visitaron el sitio, consolidando su lugar en el panorama turístico nacional. El esfuerzo por atraer tanto a turistas internacionales como nacionales se ha vuelto una prioridad, buscando que los mexicanos también reconozcan y valoren su propio patrimonio cultural.
Una de las novedades de Chichén Itzá es la inclusión de Chichén Viejo, una área recientemente abierta al público que ofrece una nueva perspectiva del sitio. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) regula la apertura de estas nuevas áreas, asegurando su preservación mientras permite a los visitantes explorar más a fondo la historia de la civilización maya. Los espectáculos nocturnos de luz y sonido, que relatan la historia de la ciudad, siguen siendo un atractivo adicional para los turistas.
El impacto económico del turismo en Chichén Itzá es significativo para las comunidades cercanas. El flujo de turistas beneficia a guías turísticos, artesanos, hoteleros y restauranteros, lo que impulsa la economía local. Además, los ingresos generados permiten destinar recursos a la conservación del sitio, así como al desarrollo de infraestructura para recibir a los visitantes de manera segura y cómoda. Sin duda, Chichén Itzá no solo es un emblema cultural, sino también un motor económico fundamental para Yucatán.
