Recientemente, las diferencias sobre cómo abordar la guerra en Ucrania se han acentuado entre Estados Unidos y Europa, particularmente entre el presidente de EE. UU., Donald Trump, y el presidente francés, Emmanuel Macron. Durante una conferencia con Macron en la Casa Blanca, Trump sugirió que Rusia podría estar dispuesta a aceptar el despliegue de fuerzas europeas en Ucrania como pacificadores, con el fin de garantizar el cumplimiento de un futuro acuerdo de paz. Según Trump, incluso existe la posibilidad de que Ucrania recupere algunos de los territorios ocupados por Moscú, una afirmación que, según él, Putin estaría dispuesto a considerar.
Por otro lado, Macron subrayó que para alcanzar una paz duradera, no se debe permitir que Ucrania ceda ante Rusia. El presidente francés destacó la necesidad de un acuerdo rápido pero sólido que no implique una rendición de Ucrania ni un alto el fuego sin garantías. Según Macron, cualquier solución debe preservar la soberanía de Ucrania y permitirle negociar con otros actores internacionales sobre sus propios intereses y necesidades. Esta postura refleja el enfoque de Francia, que considera que la paz debe garantizar los derechos de Ucrania en el largo plazo.
En medio de estas diferencias, Trump reiteró que Estados Unidos ha invertido más de 300 mil millones de dólares en apoyo a Ucrania, mientras que Europa ha destinado aproximadamente 100 mil millones. Sin embargo, Macron intervino para aclarar que, de esa cifra, la Unión Europea ha financiado el 60 por ciento del total mediante préstamos y garantías, lo que contrasta con la perspectiva de Trump. Aunque ambos líderes coincidieron en la importancia del apoyo, la disparidad en los montos invertidos sigue siendo un punto de fricción en sus enfoques.
Mientras tanto, la ONU ha continuado con su intento de abordar la guerra en Ucrania en el ámbito internacional. El Consejo de Seguridad aprobó una resolución patrocinada por Estados Unidos que exige un fin rápido al conflicto, aunque no se menciona explícitamente la agresión rusa. Esta resolución fue respaldada por 10 miembros, incluidos Rusia y China, mientras que la Asamblea General de la ONU rechazó la propuesta, exigiendo que se reconociera la invasión rusa como el origen del conflicto.
En cuanto a la postura de la Unión Europea, los líderes europeos han adoptado un enfoque cauteloso sobre el posible despliegue de tropas occidentales en Ucrania. Aunque continúan brindando apoyo a Ucrania, al mismo tiempo que han adoptado un 16º paquete de sanciones contra Rusia, muchos consideran prematuro debatir sobre la presencia militar en territorio ucraniano. En este contexto, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, subrayó la importancia de la cooperación con los países europeos, destacando que la paz solo será posible mediante la unidad y el fortalecimiento de las defensas ucranianas, al tiempo que insistió en que Ucrania necesita el apoyo continuo de Occidente para garantizar la paz.
