El gasto militar en el mundo alcanzó en 2024 un nuevo récord histórico desde el fin de la guerra fría, superando los 2.7 billones de dólares. Según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (Sipri), esta alza sin precedentes fue impulsada principalmente por los conflictos en curso y las crecientes tensiones geopolíticas. La cifra representa un incremento del 9.4 por ciento en comparación con el año anterior, consolidando así una década consecutiva de crecimiento en el sector. Más de un centenar de países optaron por reforzar sus presupuestos militares, lo que muestra una clara tendencia de priorización de la defensa ante desafíos internacionales.
En regiones como Europa y Medio Oriente, los aumentos han sido particularmente marcados. Europa, incluyendo a Rusia, gastó en conjunto 693 mil millones de dólares, liderando el incremento global. Rusia, en el contexto de su guerra contra Ucrania, duplicó sus niveles de 2015 al invertir 149 mil millones de dólares en defensa, lo que equivale a un 38 por ciento más que el año anterior. Ucrania, por su parte, asignó el 34 por ciento de su PIB a cuestiones militares, con un gasto total de 64 mil 700 millones, aunque aún representa solo el 43 por ciento de lo invertido por Rusia. Este panorama refleja un continente marcado por la incertidumbre y la preparación constante para escenarios bélicos.
En cuanto a Estados Unidos, continúa siendo el país con el mayor presupuesto militar del planeta, con un gasto de 997 mil millones de dólares en 2024, lo que representa el 37 por ciento del total mundial. El fortalecimiento del bloque de la OTAN ha sido también significativo, con 18 de sus 32 miembros alcanzando el objetivo de destinar el 2 por ciento de su PIB a defensa, un hecho inédito desde la creación de la alianza. Alemania destaca dentro de Europa con un incremento del 28 por ciento en su gasto militar, posicionándose como el mayor inversionista en defensa de Europa Central y Occidental desde su reunificación, superando incluso a India en el ranking global.
Por su parte, Medio Oriente también ha visto un fuerte impulso en sus gastos de defensa. Israel incrementó su inversión en 65 por ciento, alcanzando los 46 mil 500 millones de dólares, su mayor alza desde la guerra de los Seis Días en 1967. En contraste, Irán redujo su gasto militar en un 10 por ciento, debido a las limitaciones impuestas por las sanciones económicas. China, que se posiciona como el segundo mayor inversor global, dedicó 314 mil millones de dólares a sus fuerzas armadas, consolidando su dominio en Asia y Oceanía. Este comportamiento global refleja una militarización en aumento que podría tener consecuencias tanto sociales como políticas en diversas regiones del mundo.